Causas, consecuencias y soluciones
El crudo informe que
explica por qué el periodismo ya no interesa a nadie
Las noticias son una
mercancía por la que los consumidores están cada vez menos dispuestos a paga. Y
es comprensible dada su degradación
> Esteban Hernández | El Confidencial |
04.11.2013
El periodismo está
intentando encontrar vías de salida a la crisis profesional y de modelo de
negocio en la que está inmerso, y distintas cabeceras han anunciado en los
últimos tiempos la puesta en marcha de iniciativas destinadas a garantizar su
subsistencia. Para alcanzar ese objetivo, los diarios tienen que lidiar con un
problema notable, como es el escaso valor de cambio que posee hoy el producto
que ponen en el mercado. Según el informe La pérdida de valor de la
información periodística: causas y consecuencias, realizado por Andreu
Casero-Ripollés, profesor de la Universitat Jaume I de Castellón y miembro
del think tank Grupo
ThinkEPI, las noticias son una
mercancía por la que los consumidores están cada vez menos dispuestos a pagar,
especialmente en el entorno digital.
Las razones que explican este deterioro en el valor del
producto periodístico pueden resumirse, según el informe, en tres.
Existe demasiada
oferta
La abundancia de información disponible en la red ha
conducido a la descapitalización de la misma, lo que está produciendo nuevos
hábitos de consumo. El lector de periódicos se ha acostumbrado al repaso breve
de los titulares y a las informaciones inmediatas y repetitivas, de escaso
valor añadido, en detrimento de la lectura en profundidad de artículos de
interés.
Pérdida de la
confianza en el periodismo
La pérdida de la
credibilidad de los medios es cada vez más acentuada en España, habiendo
alcanzado en 2011 una calificación media de 6,2 sobre 10. Según
Casero-Ripollés, la fuerte politización de los medios y la elevada
mercantilización de los contenidos informativos están en la base de este
fenómeno.
La industria ha
actuado de forma contraria a sus intereses
La ausencia de un
modelo de negocio en el periodismo digital fue muy evidente, toda vez que los
diarios de papel optaron por buscar la visibilidad y el posicionamiento en el
nuevo entorno sin saber cómo rentabilizarlo. “Las decisiones estratégicas en
internet han sido irreflexivas porque parecía que lo único que se pretendía era
estar, sin saber para qué, cómo y de qué manera. Había que situarse en la red
porque si no no se era moderno, pero sin más estrategia que la de prueba y
error. Cuando El País intenta cobrar por el contenido y le va mal, a
todo el mundo le entra el miedo, y nadie quiere volver a intentar nada en ese
sentido”.
En los buenos tiempos,
nadie se gastaba un euro para hacer cosas nuevas en internet
Para Casero- Ripollés,
que la mayoría de los gestores de los medios no provinieran del sector
periodístico está directamente relacionado con la falta de inventiva a la hora
de encontrar soluciones y con la ausencia de visiones que contemplaran el medio
plazo. “En los buenos tiempos, nadie se gastaba un euro para hacer cosas nuevas
en internet. No hubo inversión en el momento en que se podían hacer las pruebas
con escaso coste, y ahora están teniendo que realizarlas en un momento de crisis,
cuando resultan más caras y difíciles”. Gestores y periodistas, en lugar de
revalorizar su producto, lo degradaron.
Consecuencias
Los efectos que ha
causado este descenso en el valor de la información, afirma Casero-Ripollés,
son notables, tanto en lo que afecta al sector periodístico como a las
repercusiones que genera en la sociedad. El informe cita las siguientes:
Pérdida de calidad
de la información periodística
Las noticias de bajo
coste, poco densas, insuficientemente relevantes y orientadas a la rentabilidad
comercial son las que con más frecuencia aparecen en unos medios que no están
dispuestos a invertir en calidad y que se han encontrado con un público que
tampoco la suele apreciar.
Fragilidad de las empresas periodísticas en términos
de negocio
Dado que no es posible
rentabilizar el producto, la sostenibilidad del periodismo como negocio
peligra, en especial para la clase media. La concentración de las audiencias en
las marcas periodísticas más fuertes se acentúa, dado que son las cabeceras
globales y más prestigiosas las que están acumulando lectores y las que lo
harán en el futuro.
Cobrar por escribir
será más difícil, salvo para unos pocos
Si el producto no tiene
valor ni cualidades especiales, cualquiera puede manufacturarlo, por lo que,
asegura el informe, se abre la puerta al incremento del intrusismo por un lado,
y al aumento de la precariedad de sus profesionales, por otro.
Abandono de algunas
de las funciones sociales y democráticas del periodismo
Sin un modelo de
negocio viable, el periodismo no podrá cumplir con sus cometidos y realizar su
aportación social. La información periodística dejará de ser un producto
relevante socialmente.
Tres claves para
encontrar soluciones
O es ahora o será
mucho más difícil
Casero-Ripollés asegura
que “cuanto más tiempo pase sin que se encuentre una buena estrategia para el
pago por contenido, las posibilidades de conseguirlo serán menores. Y salvo
algunos medios que saben que tienen una información muy valiosa, por ejemplo de
corte económico, el resto no sabe cómo hacer para que la gente se enganche a un
nuevo modelo. En primer lugar, porque en la medida en que el comportamiento de
consumidor de noticias se ha vuelto menos exigente, y sólo demanda los datos
básicos de la noticia, no está muy dispuesto a pagar, máxime cuando no hay gran
fidelidad al medio. Un 70% cambiaría de diario si no pudiera consultarlo más
que a través del pago.
No se puede creer que
haciendo el mismo tipo de producto que hace diez años, y encima de menor
calidad, se vaya a poder cobrar al lector
Pero, en segundo lugar,
para justificar el nuevo modelo hay que aportar ese valor añadido que legitima
el precio. Algo que quizá sólo se pueda conseguir, asegura Casero-Ripollés, a
través de información que aporte elementos no existentes en otros lugares, bien
porque sea exclusiva, bien porque sea clarificadora. Así, en un entorno en el
que la gente no está dispuesta a pagar por leer reportajes, un texto que reúna
los miles de fragmentos dispersos sobre un tema concreto, los compendie y los
dé un sentido, sí puede ser una opción exitosa.
Una tercera posibilidad
consistiría en la creación de clubes de lectores donde la suscripción no sólo
ofrezca información, sino que genere beneficios y descuentos en distintos
consumos, preferentemente culturales. En todo caso, lo que parece evidente es
que no se
puede creer que haciendo el mismo tipo de producto que
hace diez años, y encima de menor calidad, se vaya a poder cobrar al lector.
Cambia de mentalidad
Generar nuevos modelos
de negocio supone pensar de otra manera, pero no sólo a la hora de saber
comercializar lo que se produce, sino a la de ofrecer un producto diferente.
“Es absurdo pensar que el intercambio de declaraciones de los principales
líderes políticos en que se ha convertido buena parte del periodismo actual va
a encontrar un lector dispuesto a pagar, salvo quizá la propia élite
política". En esa tesitura, se impone dar un giro y pensar si la
información que se difunde realmente conecta con los intereses mayoritarios del
público y si no sería necesario regresar a otros modelos periodísticos.
Para Casero-Ripollés, “es imprescindible pensar que el primer referente es el
público, y no el periodista y sus intereses”.
Elige el lugar en el
que quieres estar
En este contexto
de doble dirección, sólo hay dos posibilidades. Según Casero-Ripollés, las
empresas periodísticas que utilicen el corta y pega serán visibles y generarán
tráfico, pero sólo si pertenecen a la primera división. “Las grandes marcas de
la información se llevarán ese mercado sostenido en la publicidad. El resto
tendrá que buscar otras fórmulas”.
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